Eugenio Barba creció en un pueblo de Italia del cual recuerda las religiones cargadas de colorido y fe, donde los participantes forman parte de cada hecho representado como arte del rito. Es posible que este sea el origen de la antropología teatral. Barba recuerda este universo que en su infancia lo marco y que posteriormente guiado por su institución iría a buscar en otras culturas ancestrales donde encontró los principios de la antropología teatral.
Es en 1961 cuando Barba se acerca al laboratorio teatral de Jerzy Grotowski en Ople, Polonia. Permanece al lado de Grotowski hasta 1964, y de este encuentro retoma gran parte de la filosofía y de las herramientas corporales para desarrollar el trabajo con su grupo el Odín Teatret que conformo en el mismo año.
En 1964 Barba realiza múltiples viajes a países asiáticos, cuales fueron parte de su carrera teatral, ya que por una parte logro rescatar el exotismo de estas culturas, su riqueza y su tradición en el arte escénico, aunque por otra parte fue encontrar su propio camino, sus principios de entrenamiento. Una de las cosas que rescata de todo este proceso es confirmar que el actor necesita apropiarse de una técnica corporal para desarrollar su presencia en el escenario, para potenciar su energía.
El trabajo no era la simple disciplina corporal, sino esta capacidad que desarrolla el actor de transformar su cuerpo y poder entrar en una segunda piel, desnudarse de sí mismo para transformarse en escena en un ejercicio, o en una improvisación.
Dentro de la lógica de la antropología teatral, el actor es pensado como actor-bailarín, y el teatro es teatro-danza (las posibilidades de expresión son más amplias y las tareas del actor están ubicadas en el área dancística).
A lo largo de su investigación ha desarrollado distintos conceptos que han quedado impresos en la evolución del entrenamiento del actor.
El manejo de la energía es algo que podemos escuchar en las disciplinas corporales y aun dentro de la actuación.
Barba dice que el actor debería pensar como transmitir la energía, como dirigirla, como externar; y la única vía es el cuerpo en sus múltiples posibilidades de movimientos, el ritmo, la dilatación, la fragmentación.
Barba señala que los principios básicos del trabajo actoral lo podemos encontrar en el origen de las disciplinas artísticas de cualquier cultura. En el
manejo de trabajo de Stanislavsky, Meyerhold, Michael Chejov, la danza Butoh, el NO y las distintas danzas hindúes.
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